Una espalda semidesnuda que me reprocha los días sin compañía. Sólo haría falta una llamada para que me hicieras violentar el pulso de mi palpitar. ¿Quién puso tus fotos? es otro reclamo. La verdad es que te extraño con todos mis gritos y mis delirios, con mi sueño y mi ser. Te extraño por no ser "aquella" que no sabe nada de un atardecer o de unos ojos cerrados. Si mi mano te escribe es porque ya no sabe como evitar invocarte: invocar tus cabellos, tus lunares, tu voz, ¡Una voz!.. Si te sonrío es porque no soy "aquel" que busca distraer a la soledad en labios desconocidos y que las risas son más sinceras que los golpes que le doy al muro porque un recuerdo se apodera de mí sin previo aviso y me toma como un pañuelo: ligero y efímero: esos recuerdos son enviados desde mi corazón...
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